En esta sociedad moderna en la que vivimos ser vulnerable, sentirse así, no está bien visto.
Somos educados para mostrarnos fuertes ante los demás. Vendemos imagen. Nos importa más lo que piensen los otros que lo que pensamos de nosotros mismos.
Pero esto no es algo nuevo, fruto de las tendencias actuales.
Creo que es, más bien, una herencia del pasado. Donde el más fuerte dominaba al débil. Algo que aun con el paso del tiempo y ya en la era del pensamiento racional, el civismo, sigue sucediendo.
Seguimos íntimamente ligados a la “ley de la selva”, donde ser fuerte es vital para la supervivencia.
Pero, ¿qué nos ocurre cuando nos sentimos vulnerables? ¿Cómo compaginamos esa faceta en un mundo donde se nos educa para mostrar una imagen fuerte?
Vamos a tratar este interesante tema. Porque nos va la salud emocional en ello…
Índice de contenidos
- La psicología de la persona vulnerable
- La vulnerabilidad del niño
- Reviviendo un trauma
- Miedo a ser vulnerable
- El problema de no aceptar nuestra vulnerabilidad
- El poder de ser vulnerable
- Cómo empezar a ser vulnerable
- Cómo trabajar la vulnerabilidad
- Miedo a ser vulnerable en el amor
- Ser vulnerable es bueno
- Quizás te interesa
La psicología de la persona vulnerable
Cuando se habla de vulnerabilidad, irremediablemente se trata con un tema clave: el trauma.
Al nacer, llegamos limpios en lo que se refiere a situaciones vividas. Nuestro cerebro se encuentra virgen de recuerdos y experiencias. No hay bagaje que recordar. No hay recuerdos (ni ‘buenos’ ni ‘malos’) que nos asalten en el día a día.
Con el transcurrir del tiempo y el crecimiento, comienzan a registrase en nuestro interior aquellas situaciones que vamos atravesando. Muchas de ellas son hermosas, gratificantes. Otras, sin embargo, nos dejan amargos recuerdos. Y aunque estoy totalmente conforme la idea de que no existen situaciones malas, pues todo es puro aprendizaje, soy consciente de la carga emocional que dejan.
Las emociones grabadas en nuestro interior son aquello que marca la diferencia.
[bctt tweet=»Un recuerdo, por sí mismo, no es nada si no lo acompaña una carga emocional» username=»_OscarMartin_» prompt=»CLICK PARA TWITTEAR»]
Puedes, por ejemplo, recordar que ayer pasaste frente a un establecimiento, y al recordar su escaparate, ver en tu mente lo que observaste en ese momento. Y darte totalmente igual.
Esto es debido a que nada llamó tu atención de forma emocional. No viste un objeto que te llenó de admiración, gusto, pasión. Así como tampoco sentiste un rechazo.
No te importó lo observado. Por lo tanto su recuerdo es inocuo -emocionalmente hablando- para ti. Es más, seguramente en breve lo olvides de tus recuerdos. No tiene utilidad para ti.
Son las emociones las que hacen que una experiencia quede grabada “a fuego” en tu mente. Y al recordar el evento, podrás sentir de nuevo esas emociones almacenadas y relacionadas con lo que sucedió.
La vulnerabilidad del niño
Volviendo al tema de la niñez, aquellos inocentes años donde apenas tenías experiencias, la situación en la que se encuentra un infante es de gran vulnerabilidad, pues aún no dispone de un desarrollo y fortaleza emocional ante los eventos que atraviesa.
Por ello los niños son tan sumamente expresivos y explosivos en lo que a las emociones se refiere. Las viven al máximo, con naturalidad. Y tienen la capacidad de pasar de un polo a otro por la gestión que tienen de ellas, aparte de otras conductas psicológicas como podría ser el no disponer de rencor (quedarse anclado en un recuerdo/emoción del pasado que limita y condiciona en el momento presente)
Esta situación hace que un niño sea totalmente vulnerable. Y las situaciones emocionales extremas, como los traumas, quedarán grabados en su interior.
Creemos, desde el punto de vista de los adultos, que el niño olvidará fácilmente lo ocurrido. Pero cuando decimos esto, cometemos el gran error de no observarnos a nosotros mismos y comprobar todos aquellos recuerdos traumáticos que tenemos a día de hoy. De situaciones de nuestra niñez que vivimos con extrema pasión.
Sin embargo, en nuestro pensamiento racional y lógico de adulto, a veces creemos que eso que en el pasado nos ocurrió no nos condiciona a día de hoy.
Atrás quedó todo, en una época ya muy lejana, cuyo recuerdo no nos remueve ni altera. Pensamos que las carencias, deficiencias e inseguridades que sentimos hoy en día son fruto de lo vivido siendo adultos.
Y aunque en ocasiones pueda ser cierto, pues en la vida del adulto se experimentan situaciones que no ocurren siendo niños, nuevas y ante las cuales no disponemos de bagaje previo, lo cierto es que a la hora de la verdad, si comenzamos a tirar del hilo (de por qué ocurrió algo a día de hoy, o por qué nos comportamos como lo hicimos ante una experiencia), nos daremos cuenta que podremos llegar, como origen, a algún evento de nuestra infancia.
Reviviendo un trauma
Un ejemplo podría ser recordar con amargura la primera vez que te enfrentaste a tu jefe en un trabajo. Te sentiste inseguro e impotente, sin capacidad para expresar tu punto de vista debido al rol de empleado que estás interpretando. Una parte de ti sabe que el hecho de que existiera una diferencia entre los dos (jefe y empleado) no significa que debas callarte, sumiso, sin decir lo que piensas, con total rendición hacia la otra persona.
Pero no lo hiciste. Y crees que lo que te faltó en ese momento fue valor ante una experiencia nueva para ti. Pero la verdad es que no era nueva. Tal vez el contexto sí, pero ya con anterioridad has vivido situaciones de esa índole ante dos de las figuras más importantes que has tenido en tu vida: tu padre y tu madre.
Si tuviste, por ejemplo, un padre autoritario, de los que no permiten llevarle la contraria y que espera -y obliga- que su criterio sea aceptado de forma íntegra, ¿crees que eso no te va a marcar? ¿Piensas que aquella sumisión a la que fuiste obligado no dejará en ti emociones reprimidas, que tarde o temprano darán la cara?
Y la forma en la que lo hacen es en experiencias homólogas. Es por ello que personas con traumas de este tipo, si no se han trabajado interiormente, ante una situación similar reaccionarán de dos formas de manera automática:
- Sumisión. Repiten el rol del pasado. Aceptan, sin elevar ni declarar su opinión, lo que les digan, sufriendo internamente la frustración.
- Violencia. Se resisten, no aceptan, no quieren dialogar ni la vía diplomática. Atacan para no sentirse atacados de nuevo. Usan la rebeldía y la contrariedad a lo que les dicen para imponerse.
Ambas reacciones son desequilibradas, fruto de una situación pasada que ha echado raíces en el interior de la persona que lo vivió.
Si la persona que experimenta esta situación hubiese trabajado esas emociones y recuerdos estancados, ante el ejemplo de enfrentarse a un jefe autoritario, habría reaccionado de la siguiente manera:
- No proyección. No proyectará en la experiencia vivida traumas y situaciones del pasado.
- Expresión controlada. Sabrá decir lo que opina, lo que quiere, lo que siente y piensa de la situación, sin que ello implique una explosión de emociones como la tristeza, el rechazo o la rabia.
- Aceptación. Cualquiera que trabaja sabe que cuando un jefe te dice que hagas una tarea (siendo lo solicitado algo normal en tus funciones laborales), ha de ser aceptada. En este caso no habrá recuerdos de una aceptación en el pasado de algo que no se quería, y a lo que fue obligado.
Miedo a ser vulnerable
Cuando crecemos hacia la situación de adulto, el madurar nos ayuda en muchos aspectos. Si nos preocupamos por resolver asuntos pendientes podemos desarrollar actitudes que nos ofrezcan un paliativo ante determinados estados.
Esto es muy beneficioso, pues puede ayudarnos a salir de conductas que son limitantes en nuestro desarrollo personal.
Pero podemos encontrarnos con un problema. Y este es el de sepultar dentro de nosotros un aspecto que necesita ser tratado de otra forma.
Imaginemos a una persona que tiene ciertas inseguridades y complejos, provenientes de su niñez. Ya siendo adulto decide superar esos baches del pasado y desarrollar una actitud contraria.
Si antes era introvertido, ahora será extrovertido. Si se sentía débil e incapaz, ahora comenzará a creer en su fortaleza y poder personal. Si creía de sí mismo que nada le sale bien, se programará para creer en el éxito, pues si otros han podido conseguirlo… ¿por qué no iba a poder él?
[bctt tweet=»Si otros pudieron, ¿por qué yo no voy a poder? Decido creer en mí y mi potencial» username=»_OscarMartin_» prompt=»CLICK PARA TWITTEAR»]
Yo, sinceramente, admiro a la gente así. Pues no se rinden a frases como “cada uno es como es”, sino que se ocupan de realizar un cambio interior, como comenté en el artículo «Cambio interior. Todo lo que necesitas saber para poder transformarte».
Deciden por sí mismos que su vida está en sus manos. Son el capitán y timonel de su propio barco, y ellos deciden el rumbo y destino.
¡Bravo por ellos!
Pero no debemos olvidar algo. Esta nueva actitud, que es positiva, constructiva y muy aconsejable, se trata de una máscara que oculta algo.
Sería algo así como si llevas una camiseta que tiene una mancha, y la solución por la que optas es ponerte encima otra camiseta que no tiene ninguna. Lo primero que se ve, a simple vista, es el aspecto limpio de la prenda que llevas expuesta.
¿Pero qué sucede cuando te la quitas? Que se revela lo que se encuentra debajo: la mancha que querías ocultar.
El problema de no aceptar nuestra vulnerabilidad
Cuando usas actitudes y máscaras para evitar ser vulnerable, puede ser que estés realizando un acto de crecimiento personal y superación. Pero si el origen no es sanado, vas a llevar siempre contigo algo que dará la cara cuando la actitud que has elegido interpretar desaparezca debido a un evento o circunstancia.
Pero claro, como decía al principio, se nos ha enseñado y educado para mostrarnos fuertes ante los demás. Los otros han de ver nuestro aspecto positivo y luchador. Se considera débil mostrarse vulnerable.
Nos espanta alguien así, pues queremos ver en los otros aquello que nos gusta para nosotros mismos. Y eso es alguien con fortaleza, que no se hunde ante los eventos del pasado.
Que no se queja, no llora, no tiene una actitud victimista.
Todo ello para no ser rechazados por los demás.
[bctt tweet=»Nos educan para ser fuertes y evitar el rechazo los demás. Permítete ser vulnerable» username=»_OscarMartin_» prompt=»CLICK PARA TWITTEAR»]
Elegimos, como modelo a seguir, a otros que tienen actitudes de éxito, superación. Queremos ser como ellos para superarnos a nosotros mismos, y rechazamos y reprimimos aquellos traumas y heridas que llevamos en nuestro interior.
Todo esto nos servirá en una época, o durante la mayor parte del tiempo. Pero como decía antes, tarde o temprano dará la cara.
Un ejemplo muy significativo puede ser que metas bajo el agua una pelota hinchable de playa, y la aguantes bajo la superficie con tus manos. Mientras que éstas la agarren, la pelota se encontrará sumergida. Pero en el momento que la suelten, ascenderá a la superficie a toda velocidad, irrumpiendo con violencia, sin importar lo que se encuentre encima en ese momento.
¿Qué podemos hacer entonces? Si es bueno generar una actitud de éxito y superación, pero en realidad no lo es tanto si ello reprime aquellas heridas que tenemos, ¿cómo hemos de actuar?
El poder de ser vulnerable
De lo que se trata es que nos permitamos a nosotros mismos ser vulnerables. Que entendamos que esa parte herida se encuentra en nosotros, y que ha de ser atendida.
No mediante la negación o el encubrimiento. Sino a través de la conciencia y la libertad de expresión.
Como hemos visto hasta ahora, se genera un evento de “acción-reacción”, “problema-solución”.
Tenemos una situación (una trauma, una herida del pasado) y para no permitir que nos condicione, generamos una actitud y/o programa que nos ayude a sobrellevarlo y así, además, superarnos a nosotros mismos.
Perfecto.
Pero hay un siguiente paso. Y es volver al origen.
Así que tras haber conseguido crear una actitud de superación y entender que somos capaces de llegar a mucho más de lo que imaginábamos, aun a pesar de aquello que nos sucedió en el pasado, lo siguiente que toca es darle salida a aquello que hemos dejado muy en el fondo de nosotros.
Hemos de liberarlo.
Hay que quitarle presión.
Como una olla que se encuentra herméticamente cerrada apoyada sobre un fuego, y en cuyo interior hay agua en ebullición. Si no tiene una válvula de escape para liberar la presión interna, llegará un momento en el que explote.
Puede ser que lo primero que ocurra es que la olla, el recipiente físico, comience a deformarse, hincharse (una analogía perfecta de lo que es una enfermedad psicosomática), para más adelante no soportar la presión y reventar.
Cómo empezar a ser vulnerable
Una de las mejores formas de liberar la tensión acumulada es revivir la experiencia pasada. Pero no, no se trata de quedarse ahí, desde una actitud de víctima que nada puede hacer.
De lo que se trata es de revivir, recordar… y expresar.
Llorar, gritar, maldecir, golpear, patalear… Sacar toda la tensión que hay dentro. Y sí, también sentirse una víctima que reclama por qué le ocurrió algo tan horrible, qué hizo tan malo para merecer aquello que le pasó a ese niño inocente, indefenso y desamparado.
[bctt tweet=»Expresando lo que llevas en tu interior alcanzas paz y calma, frutos de la liberación» username=»_OscarMartin_» prompt=»CLICK PARA TWITTEAR»]
Esta expresión de emociones reprimidas hará, como en el ejemplo de la olla, que exista una válvula de escape. Donde primero se liberará la emoción contenida, para más tarde observar lo sucedido desde una perspectiva más adulta y madura.
Y es ahí cuando aquella actitud de superación y crecimiento que habíamos creado, nos servirá para liberar totalmente lo sucedido.
Es por ello que hemos de sentirnos vulnerable cada cierto tiempo, sin reprimirnos emocionalmente. Hemos de poder sentir y expresar con libertad. Pues aquello que no logres sacar se convertirá en el germen de un problema futuro, echando raíces en tu interior que tarde o temprano florecerán.
Cómo trabajar la vulnerabilidad
Vamos a tener muchos eventos y situaciones que nos recordarán traumas del pasado. Enfrentaremos las emociones reprimidas en más de una ocasión.
La vida se encargará de poner ante nosotros ‘espejos’ que reflejarán aquello que habita en nuestro interior. En una zona oscura, oculta, donde hemos relegado algo que no deseamos en nuestra vida, pues nos llena de dolor.
Pero la única forma de sanarlo es iluminar ese interior, aquella cueva donde se encuentra reprimida una parte de nosotros. Donde hemos encerrado a un niño triste y herido, porque dejarlo libre nos condiciona a día de hoy.
Y ya estamos hartos de sufrir. ¡No podemos ir así por la vida, cargados de complejos, problemas, tristezas y carencias!
Pero tampoco podemos hacer que no existe. Olvidarlo, desterrarlo, como si no fuera con nosotros.
Porque sí, sí que nos concierne. Es una parte nuestra. Y hemos de atenderla para que se exprese y libere toda aquella presión que lleva sosteniendo desde hace tantos años.
En esta situación, el mejor consejo o indicación que puedo darte es que te permitas ser vulnerable. Quítate la máscara que oculta aquello que no te gusta.
Permite que se exprese. Permítete sentirte de nuevo débil, vulnerable, herido, dolido… Déjalo salir para que la luz lo rodee y lo inunde. Lo cubra, lo sane.
Ten momentos donde, ante una situación, te permitas ser más natural, y no un robot con unas órdenes y programas que le has impuesto.
Si algo te hace daño, siéntelo. Cuando una situación te duele, siente ese dolor. Si una circunstancia te afecta, permite que así sea.
Vive esas emociones, no las reprimas, pues están en tu vida para enseñarte a aceptarlas y liberar las tensiones del pasado.
Y luego… vuelve a tu actitud madura, de superación. Para recordarte, una vez más, que eres quien eliges ser. Que aceptas lo que te ocurrió en el pasado, pero que eso no te va a condicionar en el futuro.
Aceptas lo sucedido porque eres una persona sabia. Aceptas, pero no te resignas, como si nada pudieras hacer al respecto.
Dejas que exista la expresión, no la represión, pues esto último sólo conseguirá que vivas un infierno interior. De cara al exterior ofrecerás una imagen de grandeza. Pero en tu intimidad sabrás que no es más que una máscara que te has puesto.
Miedo a ser vulnerable en el amor
Este es uno de los temas más peliagudos en lo que se refiere a ser vulnerable o la vulnerabilidad: el campo de las relaciones amorosas.
En el amor, todo tipo de personas son capaces de hacer cualquier cosa o fórmula para conseguir lo que desean. Lo cual suele ser la atención de la persona que les interesa o por quien tienen sentimientos.
Por definición, una relación amorosa debería ser sana, sin que la salud se nos vaya en ello. Creo que la vida es demasiado corta como para estar desperdiciándola en situaciones que no te van a dar satisfacción. Y mucho menos cuando se forman sentimientos tan negativos como es el odio. Existen parejas que mantienen su relación y tienen este tipo de emoción el uno hacia el otro.
¿Y eso por qué ocurre? Los motivos pueden ser muy variados, aunque en definitiva se resume a que por una u otra razón no quieren cambiar su situación actual (algún beneficio les ofrece, aunque sea el de no atreverse a tomar una difícil decisión). Y algo que debería ser bonito y natural, como compartir la vida con alguien, se convierte en un auténtico infierno.
Algunas personas mantienen máscaras para ocultar lo vulnerables que se sienten en su relación, lo cual puede esconder desde una situación donde se teme decirle a la pareja algo (por miedo a la reacción), a ocultar el descontento con la relación actual. Esto sucede cuando alguien siente que su relación sentimental ya no avanza a ninguna parte, pero teme acabar con ella y equivocarse, por lo que mantiene una máscara de aparente felicidad, cuando la realidad es muy distinta.
En estos casos sólo me queda decir lo mismo que lo ofrecido hasta el momento: permitirte ser quien eres, sin ocultar nada. Le guste o no a la otra persona. Y hacerte cargo de ello, por supuesto, lo cual significa que ahí donde no seas aceptado, es un lugar donde no has de estar. Y si es el caso de que no quieres seguir ahí, por el motivo que sea, marcharte, haciéndote responsable de las consecuencias, pero siempre siendo auténtico con tu sentir.
Ser vulnerable es bueno
Alumbrar las zonas oscuras es el camino hacia la liberación de aquello que tanto daño te hizo. Y para que la luz entre hay que abrir ese espacio, observarlo, sentirlo, permitir que exista. Sacarlo fuera, que sea expuesto.
Tal vez puedas pensar que ya has pasado mucho tiempo sufriendo por cosas del pasado, y qué utilidad puede tener el volver a revivirlo, si justamente has estado trabajando interiormente para generar una actitud ganadora ante ello.
De lo que se trata no es de vivir, perpetuamente, en una actitud de víctima. Condicionado por lo que te sucedió, llevando por bandera el “pobre de mí”, sino permitir sentir la vulnerabilidad de lo sucedido para liberar la tensión acumulada.
Y después aplicar el crecimiento que has obtenido a lo largo de estos años, pudiendo observar todo desde una nueva perspectiva. Más amable, compasiva, consciente y, ante todo, amorosa hacia ti mismo.
Me gustaría que este artículo te ofrezca alguna ayuda en tu propio proceso personal. Y que puedas encontrar en ti el permiso para sentirte vulnerable, llegando a ello a sanar aquello que se encuentra herido en tu interior.
Será un placer que comentes aquí abajo alguna experiencia tuya, o lo que te apetezca relacionado con este tema. Quiero que tengamos una relación más cercana, así que no dudes es dejarme un comentario 🙂
Por último, os recomiendo un artículo de gananci.com, llamado 8 razones poderosas por las que debes ser independiente. que tiene mucho que ver con todo esto que hemos estado hablando.
Un abrazo.
Óscar Martín.
Tal vez te podrían interesar los siguientes artículos
- Tocar fondo. El gran poder de las épocas difíciles
- ¿Cuál es la diferencia entre aptitud y actitud?
- Superación personal: encontrando tu valor
De niños se nos enseña a no mostrar nuestras emociones, no se llora, no te enfades, se fuerte, «no tienes motivos para llorar», si tu desarrollo emocional hasta la edad adulta está en este convencimiento lo que sucede es que en vez de llorar, gritar o lo que quiera que sea que una situación provoque una reacción la interiorizamos y toma forma de rabia, rencor, sentimiento de fracaso, nos enseñan a no ser vulnerable » eres demasiado sensible» «aquí sólo sobreviven los fuertes» y esa mismas personas son las que bajo esa fortaleza acumulan una serie de emociones destructivas. No hay que esconder las emociones, no hay que culparse si uno se siente vulnerable, lo importante es saber que provoca esas reacciones, sanarlas y desde luego no enmascararlas. Toda emoción reprimida acaba pasando factura. Artículo excelente para reflexionar.
Gracias Lorena 🙂
Así es, nos educan para que no seamos ‘llorones’, y lo único que se está educando es para ser unos reprimidos. Una lástima, porque como dices aquellos que lo imponen tienen precisamente un montón de dolores internos que subsanar.
Yo cada día estoy más convencido que si me apetece estar triste, pues lo estoy. Y si lo que quiero es reírme, lo hago. Y en el momento que me apetezca estar de mal humor… ¡mejor que no se acerque nadie! Jajaja es broma 😛 Si me apetece estar de mal humor pues lo estoy, y trato siempre de aplicar la conciencia para que no paguen justos por pecadores. Y nadie se lleve algo que no merece porque no estoy controlando mi estado emocional.
Un abrazo, me alegra verte por aquí.
Hola Oscar, yo quisiera hacer un comentario de la parte que más me ha quedado al leerla porque pueda ser que me sienta más identificada con eso, como por ejemplo el punto del baile de máscaras, quien no ha intentado en su vida siempre hacer la de «valiente» y decir «ya basta» , voy a ser diferente y podré hacer esto o aquello según la situación o circunstancia que se pueda estar atravezando; pero como dices tú, «se trata de una máscara que oculta algo, sería algo así como si llevas una camiseta que tiene una mancha, y la solución por la que opta es ponerse encima otra camiseta»…. pero claro, eso eso le podría servir para solucionar el problema interno por el momento o por un tiempo y sentirse bien así, pero pienso que uno debe sanar primero las heridas desde adentro, verdaderamente limpiar el alma de cosas que nos hayan afectado, hacer una limpia de lo más interno, curarnos realmente, solo así podremos avanzar y optar por decidir tener una nueva actitud ante la vida y ante los problemas, cuando de verdad uno ya se haya sacudido lo que nos marcó atrás, esa es la idea sacudirnos de lo negativo, los errores y fallas ya están cometidas pero quien dijo que es tarde para empezar de nuevo??, quien dijo que nos tendríamos que arrepentir de lo que hicimos, de lo que vivimos?? pues querramos o no, gracias a eso, hemos podido aprender experiencias, que aunque haya sido a costa de sufrimiento, pues al final con el transcurso del tiempo nos damos cuenta que ahora en nuestra realidad ya no cometeremos los mismos errores y que podemos ser mejores y enfrentar la vida sin ninguna camiseta debajo de la nueva que querramos usar ahora y para siempre!!.. Solo es cuestión de actitud y de ser decididos, que la vida es una sola y errores los cometeremos siempre, pero no repetiremos los anteriores!!..
¿Pero qué sucede cuando te la quitas? Que se revela lo que se encuentra debajo: la mancha que querías ocultar.
Caroll, gracias por dejar tu comentario. Es muy bienvenido.
Es muy bueno pretender querer sanarse y limpiar lo que haya dentro de uno mismo. Pero eso no ha de ser pretexto para no ir ‘haciendo’ en aquello que tenemos más a mano.
Las máscaras, como digo en el artículo, no son malas. Cuando imponemos una que es de superación, tirar adelante, puede paliar los efectos negativos de aquello que está sin resolver dentro de uno mismo. Pero sí, tarde o temprano nos va a tocar enfrentarlo.
Tener una actitud de superación puede aportar la entereza y valor de buscar dentro. Porque esa actitud nos hace ser conscientes de que podemos lograr lo que nos propongamos.
¡Un fuerte abrazo!
Buenos días,
Esto es muy real, muchas veces mi reflexión me ha llevado alguna de estas palabras q aquí s se detallan , Y he tenido q esconder mis sentimientos por parecer q no pertenezco a esta vida. Asumir la Real e vivir en mi mundo. Ese q no pertenece a este planeta. El de serntir de una manera distinta y el opinar igualmente hace ser persona rara o loca.
En ocasiones prefiero ser rara y loca.seguiré siendo el capitán de mi vida y de mi sentir, con mis errores y mis virtudes.
Hola Teresa.
Creo que ser auténtico con uno mismo, coherente con lo que piensa, dice y hace, es uno de los mayores tesoros y logros que podemos conseguir.
Hay gente muy sensible, para la cual este mundo es violento, antipático y despiadado. Muchos se hunden en el contraste. Pero los que consiguen aceptar lo que sientes y no dependen del resto del mundo para sentirse bien (sus opiniones, proyecciones…), consiguen una estabilidad y calma que muchos ya quisieran.
Sé una loca si te apetece, siempre al mando de tu navío 🙂
Un fuerte abrazo.
En algún momento de la infancia interioricé que no merecía ser querida, ni cuidada. Ahora con 45 años me siento cada vez más a gusto conmigo. He trabajado esa parte de mi herida, y continuo haciéndolo porque las inseguridades siguen ahí, en menor medida. Me cuesta mostrarme vulnerable. Este artículo me parece muy interesante y veo que tengo aún que continuar nutriendo y amando a mi niña interior. Muchas gracias
Hola Estela.
Me alegra mucho saber que te ha gustado el artículo. Todos arrastramos, desde la infancia, multitud de heridas. Muchas de ellas relacionadas con el abandono. La creación de ‘caretas’ y ‘personajes’ es un mecanismos de defensa del ego, que puede ayudarnos mucho. Pero también perjudicarnos.
Practicar la vulnerabilidad nos hace ser más auténticos, vivir con menos tensión («me quito la careta… esto es lo que soy… me acepto totalmente…») y conocernos más aun.
Fabuloso que estés en ese camino. Un fuerte abrazo 🙂
Yo no tengo una historia como tal, pero quiero decir que en este momento a mis 21 años estaba pasando por una situación que tenía mucho que no me sucedia y no supe que hacer desde hace dos dias, me estaba destruyendo por dentro y al entender esto, de alguna manera me hizo sentir mejor, que la vulnerabilidad no es mala, que debo preguntarme y expresarme a mi lo que estoy sintiendo para entender por que es que me siento mal y pensar con mas claridad, agradezco bastante la explicación y espero que todo se resuelva
Hola Frida.
Gracias por tu comentario, y por contarnos tu experiencia y sentir.
La vulnerabilidad no es mala. Es auténtica. Real. El resto -pretender ser siempre fuerte- es una careta que tarde o temprano cae. Y cuando lo hace… suele arrasar con todo, sin mirar en qué momento te encuentras.
En ocasiones lo hace cuando más tranquilo estás. Es como esas personas que atraviesan una época complicada, de tensión. Cuando todo transcurre y ya pueden relajarse, les ocurren cosas como ataques de ansiedad. Esto es su cuerpo expresando toda esa energía retenida y no expresada.
Un abrazo y mucho ánimo 🙂
Hola Óscar
Siento que esta fortaleza y optimismo que he desarrollado en mis 46 años, me ha ayudado a salir adelante y ser resiliente, pero ahora siento que es una barrera grande para avanzar en lo laboral y sentimental. Como puedo mostrarme vulnerable sin ser víctima. Quiero que la gente que quiero vea más allá de la superwoman, la que quiere y necesita de vez en cuando un abrazo.
Cariños
Hola María. Mil gracias por dejar tu comentario, abierto, sensible, y empezar así a mostrarte vulnerable 🙂
Comprendo la situación que estás relatando. Yo lo que haría, en mi situación personal, es ir dejando ver poco a poco a esa persona que se abre y que comienza a mostrar su vulnerabilidad.
Aquella persona que empieza a delegar tareas. Que pide consejo, porque no siempre tiene todas las respuestas. Que empatiza con los demás y es capaz de hablar de sus propias inquietudes. Y así, mostrar su lado más humano.
Ser vulnerable no tiene nada que ver con el victimismo. Al contrario, yo lo relaciono con valentía. Sería como decir: «mira, este soy yo, con mis heridas expuestas… pero aquí estoy, no me oculto». Es como la diferencia entre el valiente y el cobarde, la cual es que el valiente, aún teniendo miedo, tira adelante. Y el cobarde se echa atrás.
Comienza a permitirte el mostrarte vulnerable. Si no te sientes cómoda, no lo hagas ‘de golpe’. Ve poco a poco, para que la gente de la que te rodeas se vaya haciendo a esa faceta tuya.
Cualquier cosa que necesites, por aquí estoy.
Un fuerte abrazo.
Este articulo me ayudo mucho, porque es cierto ser vulnerable me hace sentir débil, siempre he sido la fuerte, la que apoya, la «insensible» en algunas ocasiones, la super heroe que siempre sale adelante..
Leyendo he descubierto esa parte de la infancia donde deje ser esa niña espontanea, sin miedos, sin vergüenza.. Pero que se hace después de ahí, como lograr hacer ese cambio, ya que todas mis áreas de la vida esta bien menos el área de una relación ya sea de pareja o familiar o de amistad, siento que ellos no conocen esa parte mía, mi careta es siempre ser feliz y sonreír…
Y en estos momentos en una relación sentimental me esta afectando y no quiero perderlo, se que me quiere y me acepta tal cual soy, el problema es que yo me escondo para que no vea mi fragilidad o que estoy teniendo problemas, más si veo que el tiene problemas también.
Hola Pau, muchas gracias por tu comentario. Por abrirte y contarnos tu experiencia personal.
Si alguien te quiere porque aprecia una faceta tuya, pero si descubre otra ya dejará de hacerlo… no es un ‘querer’ que a mí, personalmente, me convenza.
Y ojo, que hay facetas que, obviamente, hacen que te replantees estar con alguien. Si por ejemplo descubres que tu pareja es una persona maltratadora, o que se gasta el dinero en vicios destructivos, o cualquier cosa que se pueda ubicar en un contexto nocivo, es para pensarlo.
Pero por lo que comentas, no es tu situación. Si no me equivoco, simplemente tienes un punto vulnerable como todo el mundo, y es el de no ser siempre el hombro sobre el que apoyarse. Y esto es muy, muy normal. Nos puede llegar a gustar, en cierta forma, el sostener a los otros, pues nos agrada aportarles bienestar y estabilidad.
Pero, ¿y qué pasa con nosotros? ¿Acaso no podemos ser sostenidos en ocasiones? Por supuesto que sí.
La persona que siempre está en su rol de ‘fuerte’, como aquella madre que carga con hijos, responsabilidades, tareas de todo tipo y siempre está para ayudar y solucionar, puede llegar un momento donde ‘explote’. Esto es cuando ya no puede más. Entonces se derrumba emocional y físicamente. Es una situación que puede acabar en una enfermedad.
Muéstrate tal y como eres. Permítete ser vulnerable, sobre todo en la intimidad que tu pareja ha de ofrecerte. Ya que si no puedes con esa persona, algo falla en la relación.
Un fuerte abrazo.
Hola buenas tardes mi nombre es luz maria hace 12 dias deje de ver a mi pareja cuando un dia antes la habiamos pasado muy bien felices y contentos y muy enamorados la relacion hasta ahorita llevaramos 5 meses somos personas divorciadas con historias muy diferentes el es menor 4 años y su historia es que no le han dejado ver a sus hijos desde hace 5 años depues de su divorcio sus niños son pequeñitos menos de 7 años y yo tengo tres hombres mayores de edad y hace 2 años comenzaron los problemas con el papa y tengo poco de divorciada voy a cumplir un año mis hijos estan a favor de su padre y eso no lo entiendo ya que fue el el que derramo el vaso de agua la decision de separarme para mis hijos fue algo inesperado y no les parecio mi decision . Y yo me siento confundida por lo que piensan mis hijos que asi la hubiera dejado que perdonara a su padre y que no hubiera hecho nada. Y la verdad yo me senti liberada despues de tolerar al papa de mis hijos 27 años de matrimonio.
Hay mucho que decir pero lo que deseo saber como es que cuando yo me he sentido segura de si misma me ocurre lo de mi relacion actual que de la noche a la mañana se me ocurra ya dejar de verlo y despedirme con unas cuantas palabras que espero me perdone y que fue lo mejor que me ha pasado.
Como es que cuando yo buscaba tener a mi lado a alguien que me hiciera sentir bien y no estar sola derrepente se me ocurra hacerle eso.
Yo no encuentros respuestas me hecho de su casa por lo que crei ver (algun placer con su perra de 6 años) yo lo vi le reclame en varias oportunidades me hecho de su casa como si yo hubiese reclamdo algo malo y me.siento tN mal mas mal ppr q lo quiero y mas mal.porque me saco de su vida por alguien de otra especie que debo hacer no creo encontrar respuestas …quien es el enfermo yo por seguir queriendo a ese
Si ha tenido comportamientos de zoofilia, es una persona con serios problemas. Deberías alejarte de él tan rápido como puedas.
Si aún sabiendo eso sigues tras él, entonces tú tienes, además, un grave problema de autoestima por solucionar.
Sinplemente gracias Óscar ..me has acompañado y guiado en la liberación de mucho dolor atrapado de niña y me he rescatado ,llena de inocencia ..pureza y magia lista para integrarla a la mujer adulta que soy .Acabo de comprender muchos porque ..pero lo más importante ..me tengo a mi misma más completa .
Carina, cuánto me alegra saber que has experimentado todo eso 🙂
Un fuerte abrazo.
Gracias por el artículo. Realmente me ayudó a reflexionar sobre mi situación actual. Hay ciertos miedos que generé en mi adolescencia que de alguna forma con el transcurso del tiempo, a mis 28 años, aun intento ocultar o restar importancia, pero estoy entiendiendo que no es algo que puedo seguir evadiendo porque siguen afectando significativamente mi bienestar y generalmente se activan en cierta situaciones en donde estoy bajo mucha presión o donde estoy recibiendo mucha atención o siendo evaluada directamente. Pero creo que tengo que comenzar a trabajar en aceptar que eso es algo que se nota en esas situaciones y que me afecta, pero trabajandolo desde otro angulo, y comenzar a ser menos cerrada o intentar ocultarlo y ser mas comunicativa en esos momentos.
🤞
Artículo caído a mis manos de forma casual en un día muy inspirador para ello, gracias.
Estoy en una profunda transformación personal en estos momentos y hoy precisamente siento mucha fragilidad y vulnerabilidad, así qué… tenemos trabajo por hacer, gracias
No te imaginas lo que ha supuesto para mi encontrar este artículo en el día de hoy y en esta hora precisa. Gracias
Me alegra mucho saber que te ha aportado 🙂