Es muy común tener la mente con información fija que apenas varía. Programas y creencias, como hablaba en el artículo «Sistemas de creencias. Anclados a viejas ideas», que nos acompañan durante largo tiempo.
Los estudios que realizamos, las conversaciones con familia y amigos, el lugar donde vivimos… Todo forma una estructura en nuestra mente, de la cual a veces es difícil escapar. Sobre todo cuando uno no es consciente de ello. Como si estuviera en una jaula con barrotes invisibles.
Es por ello que si no nos dedicamos a alimentar nuestra mente, pensar de otra manera, cuestionarnos lo que creemos, poco o ningún avance vamos a realizar en nuestra personalidad. Estaremos llenos de información que quizás en algún momento fue útil, pero que con el paso del tiempo será obsoleta.
Estancados. Pensando, sintiendo y siendo siempre iguales.
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Épocas de aprendizaje
Tenemos muy claro que en nuestra vida los primeros quince o veinte años es cuando nos dedicamos a aprender. Lo hacemos de nuestro entorno, donde el mayor peso se encuentra en lo que vemos en casa (el ejemplo de nuestros padres) La segunda vía de aprendizaje es el colegio, el instituto, la universidad… Centros educativos donde vamos para formarnos, ya sea una enseñanza general y denominada básica, o para especializarnos en algún tipo de estudios enfocados a una salida profesional.
Tras esto, creemos generalmente que ya lo que queda es aprender de la mayor de las escuelas: la vida. Las experiencias resultantes de trabajar, relacionarnos con los demás, vivir diversas situaciones, nos van a ir formando poco a poco a base de vivir en el mundo real. En esto, no puedo estar más de acuerdo, pues es viviendo como conseguimos las mayores lecciones.
La monotonía
Sin embargo, ¿qué sucede cuando tu vida es siempre igual? Imagina una situación bastante común, que tú mismo puedes estar atravesando: te levantas y vas a trabajar. Haces lo de todos los días, te rodeas de la misma gente en tu entorno laboral. Finaliza tu jornada y quedas con alguna de tus amistades ya conocidas, o quizás vas al gimnasio en el cual estás desde hace varios meses o años. Tras eso, te marchas a casa; o puede ser que desde el trabajo vayas a tu hogar directamente.
Y así día tras día. Lo mismo hay situaciones extra, como por ejemplo los fines de semana, donde tienes la posibilidad de conocer alguna persona nueva. O quizás ir a algún sitio que no conocías en tu ciudad/población. Pero son pocas las ocasiones que esto sucede.
También es posible que una vez al año, cuando tienes vacaciones, decidas salir de tu entorno e ir a otro lugar. En un tanto por cierto muy alto de la población, los lugares de vacaciones se repiten año tras año. Las personas podemos encontrar un segundo lugar de comodidad, donde lo viejo conocido te hace sentir bien, seguro de no equivocar tu elección de vacaciones. Porque para una vez que puedes escaparte al año… ¡mejor ir a un sitio que sabes que te gusta!
Dada esta situación, la verdad es que parece que pocas oportunidades vas a tener para aprender cosas nuevas. En un ciclo monótono, donde repites actividades, personas, decisiones… poco espacio hay para lo nuevo y espontáneo. Para situaciones donde se nos reta a pensar, analizar y vivir experiencias nuevas que van a poder aportarnos un bagaje mayor de conocimiento.
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Encasillados
Tener un sistema de vida así hace que nos quedemos encasillados en un paradigma del cual no saldremos a no ser que busquemos la manera, y comencemos a realizar cambios para lograrlo. Lo cierto es que esto es más importante de lo que imaginamos, pues donde no hay movimiento no hay crecimiento. Y sin crecimiento no hay evolución. Si te detienes a pensar, es una verdadera lástima pasar por esta vida sin crecer, aprender, mejorarnos a nivel personal.
Recuerdo una época en la cual me trasladé a vivir a un entorno rural. Ahí tuve la oportunidad de conocer cómo piensan las personas de aquella zona. Estuve casi dos años viviendo allí, fue una época importante para mí pues aunque estuve sumido en una crisis personal muy grande, la aproveché al máximo para que se convirtiera en un tiempo muy, muy constructivo.
Tengo momentos que viví allí grabados en mi memoria. Conversaciones mantenidas con algunas personas. En aquel entonces yo estaba explorando al máximo la posibilidad y creencia del cambio personal. Me negaba a aceptar que no pudiera hacer algo conmigo mismo (mis creencias, lo que era mi forma de ser y pensar hasta aquel entonces), y este movimiento interno dio con situaciones en las cuales el exterior reflejaba aquello que interiormente yo estaba trabajando.
Un día, hablando con un conocido, me confesó que nunca había visitado Madrid o Barcelona, dos grandes e importantes urbes de España. Mucho menos haber salido del país. El lugar donde yo estaba viviendo era una población de apenas unos pocos miles de habitantes. Y aunque tenía mucho comercio, tiendas de ropa y varias opciones, no dejaba de ser un lugar pequeño con poca oferta. Cuando le pregunté a esta persona que por qué no había visitado estas grandes ciudades, o haberse planteado la opción de visitar otro país, me dijo que nada se le había perdido fuera de allí. Que donde estaba tenía todo lo que necesitaba.
Esto me dejó muy pensativo, y a la vez asombrado de las limitaciones que uno mismo se puede implantar. ¿Cómo podemos pensar que no necesitamos (o queremos) nada más, si no conocemos las amplias opciones que están aún por descubrir? ¿Por qué nos encajonamos de esa manera?
Gracias a este tipo de comportamientos, las personas no cambian a lo largo de su vida. Y la verdad no es que uno sea como es y poco se pueda hacer al respecto. La realidad es que si siempre hacemos lo mismo… inevitablemente obtendremos los mismos frutos. Si no metemos variables nuevas o modificamos las existentes en la ecuación, no podremos tener resultados diferentes .
Ampliando la perspectiva
Si no aportamos nada nuevo a nuestra vida, ésta apenas sufrirá variaciones. Se podría decir que será lineal, con algunos altibajos debido a que siempre hay movimiento en la vida, incluso en aquellos pequeños contextos donde estamos sumergidos. Las relaciones personales, por ejemplo, son una buena ‘escuela’ de aprendizaje. También el entorno laboral, nuestro desarrollo y actividad profesional. Ya solo con esto podemos vivir las experiencias de la dicha o desdicha en las relaciones de amistad o amor. O vivir el conseguir o no nuestras metas en el trabajo o negocio.
Pero no todo se reduce a esto. Existen multitud de situaciones que pueden ayudarnos a crecer y desarrollarnos como personas. Y para ello hemos de empezar a alimentar nuestra mente y vida con información que facilite la llegada de nuevas situaciones.
Es por ello que siempre aconsejo leer y viajar.
Leer
¿Qué sucede cuando una persona lee? Básicamente, está introduciendo en su mente información. Esta información puede ser nueva, o quizás algo ya conocido pero que aporta más conocimiento y especialización sobre algo (como aquel que es abogado y lee libros sobre casos, juicios, leyes…)
Existen diversos tipos de lectura. Y aunque respeto todas pues se basan en gustos y preferencias personales, de lo que hablo es de libros. No de revistas, diarios deportivos o comics.
Un libro es siempre una fuente de conocimiento. Puede ser especializado en algún tema concreto, como un estudio. Tal vez trate sobre la historia de algún lugar, o la biografía de un personaje. O quizás una novela con una trama inventada. Sea como fuere, siempre va a aportarnos algo.
Aquel que, por ejemplo, tenga problemas con su gramática, a base de leer aprenderá a mejorarla, escribir bien. No es que decida por elección personal aprender a escribir y utilizar las palabras, sino que la repetición del hábito de la lectura hará que éstas queden grabadas en su interior, y cuando decida escribir sabrá cómo hacerlo correctamente.
Leer te ayudará a tener temas de conversación. Uno de los mayores problemas de las personas que han estudiado y/o vivido poco, es que únicamente pueden hablar de las escasas cosas que conocen. Sin embargo, aquel que lee con normalidad, tendrá una mente más abierta, dispuesta y capaz para debatir sobre diversos temas. Podrá, sin problemas, dialogar con aquellos que son más cultos sin sentirse diferente o incapaz debido a la diferencia de estudios.
Un libro puede darte a conocer cómo era la vida hace cientos de años. Contarte sobre las costumbres de un lugar, sus gentes, lo que hacían y lo que consiguieron en el tiempo que les tocó vivir.
Leer sobre la vida de un personaje que nos causa admiración, nos dará a conocer en qué contexto vivió, qué pensaba, qué hacía, cómo reaccionaba ante diversas situaciones y retos, cómo logró el éxito. Nos ofrecerá un modelo del cual aprender, con valiosa información que podemos aplicar en nuestra propia vida.
[bctt tweet=»Leer siempre nos aporta, pues la información recibida amplía nuestra perspectiva personal» username=»_OscarMartin_» prompt=»CLICK PARA TWITTEAR»]
Viajar
Viajar a otro lugar es una experiencia única de aprendizaje. Salir de nuestro entorno habitual nos aporta multitud de situaciones nuevas que ayudan a que nuestra personalidad crezca. Al igual que sucede al leer, estamos aportando información nueva, diferente, a nuestro cerebro. Y esto nutrirá nuestros conocimientos y personalidad.
Viajar a un país extranjero te ayudará a tener otros puntos de vista, pues conocerás una cultura diferente, personas que viven de una manera distinta a la tuya, con perspectivas y opiniones que pueden no coincidir con lo que tú crees. Y esto siempre supondrá nuevos retos a tu personalidad, comenzando por el de entender a respetar a los demás ya que todos, a su manera, tienen razón en creer como lo hacen.
Visitar un lugar desconocido para ti llenará tu vida de nuevas experiencias, pues aunque sigas encontrándote en tu país de residencia los lugares y personas cambian. Y esto te aportará el beneficio de poder comparar lo que sucede en el espacio en el que vives con lo que ocurre en otros lugares, pudiendo aportar cambios con lo aprendido.
Al viajar, y siempre y cuando ese viaje no se convierta en querer descansar tumbado al sol sin nada más que hacer (cosa que respeto, pero que no practico), obtendremos mucho conocimiento sobre aquel lugar que visitas. Y esto te podrá ayudar a mejorar tu nivel de conversación (pues tendrás nuevos temas sobre los que hablar), incluso disponer de ideas nuevas para realizar cambios en tu vida personal. Puedes descubrir, por ejemplo, una oportunidad de negocio que en tu localidad no está explotada, y que has conocido en un viaje que has realizado.
Conclusiones
Leer y viajar te ayudará a abrir la mente, descubrir cosas nuevas, disponer de más opciones que le aportarán valor a tu vida. Ampliará tu perspectiva sobre lo que ya conoces, y esto enriquecerá tu realidad a diferentes niveles.
Si quieres comenzar a realizar cambios a nivel personal, que tu vida se llene de más movimiento y sea, por lo tanto, más interesante y constructiva, comienza a fomentar al hábito de leer. Y siempre que puedas viaja, aunque sea una escapada de uno o dos días a una localidad cercana y que no conoces.
Espero que esta lectura te haya ofrecido algún punto de vista interesante para ti, y que haya fomentado el interés de empezar a leer cosas nuevas, y visitar lugares desconocidos.
Si quieres comentar algo al respecto, ya sea alguna duda o cuestión sobre lo aquí expuesto, o sobre tus experiencias en las apasionantes prácticas de la lectura y los viajes, estaré encantado de leer aquí abajo lo que quieras compartir.
Un abrazo.
Óscar Martín.
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Leer y viajar, mis antementea favoritos .
Chapó .Es tal cual mis pensamientos. Desde el principio hasta su fin .
Un saludo .
Gracias Teresa.
Me alegra mucho saber que coincidimos. En mi vida, muchas han sido las fuentes de aprendizaje.
Pero lo obtenido mediante la lectura y los viajes, no tiene precio.
Un abrazo.