El artículo de hoy va a estar dedicado a los beneficios de ser flexible.
Pero no, no me refiero al tipo de flexibilidad que tiene un gimnasta o una bailarina.
A lo que me refiero es a ser flexible de mente y espíritu. Pues nos sobrecargamos muchas veces con todo lo que tenemos que hacer, las responsabilidades, la consecución de metas y objetivos.
A veces, apenas tenemos tiempo para detenernos a descasar. Y cuando físicamente lo hacemos, mentalmente seguimos en una incesante actividad.
Muchas veces, esa actividad mental está llena de reproches, cargas, ‘debería’, y un montón de cosas más que nos mantienen en tensión.
Que no nos dejan relajarnos, y así poder recargar nuestra energía, sanando cuerpo y mente, con el merecido y reparador descanso.
Índice de contenidos
Ser flexible con uno mismo
Hay una situación o espacio interior que me gusta denominar “la carga”, y es ese nivel de tensión que tenemos debido a todas aquellas cosas que componen nuestra vida, y que entran en el marco de las actividades, metas y objetivos que nos proponemos.
Todos tenemos anhelos, es imposible no disponer de ellos. El ser humano siempre tendrá el afán de realizar cambios positivos en su vida. Mejorarla en lo que sea posible.
En esta mejora, podría encajar a la perfección un objetivo que fuese cambiar alguna situación que no nos gusta; o si en nuestro presente estamos conformes por cómo se encuentra nuestra vida, tratar de llevarla a un siguiente nivel.
Esta inquietud por avanzar, evolucionar, mejorar, es lo que nos ha llevado como especie a conseguir grandes logros.
Aquellos, extremadamente curiosos e inquietos, se convirtieron en precursores de grandes descubrimientos. Podemos encontrar ejemplos de ello desde los avances en la invención y la ciencia, hasta aquellos intrépidos exploradores que salieron a descubrir el mundo. En viajes desconocidos, cargados de misterio y peligros.
La inquietud por la mejora y cambio en nuestras vidas nos afecta a distintos niveles. Hay personas que se lo toman muy en serio, siendo conscientes de aquello que se podría mejorar en su realidad, o los objetivos que quieren alcanzar. Otros son menos exigentes, tal vez más conformistas. Y decidan no correr riesgos, no vaya a ser que su situación empeore. Tal vez incluso piensen que nada se puede hacer por diversas excusas.
Cuando nos exigimos alcanzar ciertos hitos, y para ello hemos de inevitablemente realizar algunas actividades, podemos comenzar a acumular una gran tensión debido al movimiento que hemos de realizar.
Esta tensión es lo que llamo la carga, y es algo así como el nivel de obligaciones autoimpuestas que tenemos en nuestra vida.
Pero, ¿qué sucede cuando no hacemos lo que creemos que hay que hacer? ¿Qué pasa si no llegamos a los hitos propuestos? ¿O si ni siquiera comenzamos con esas cosas que nos ayudarán a conseguir lo que queremos?
El nivel de tensión subirá. La carga psicoemocional será mayor. Y todo eso nos causará mucho estrés. Que, inevitablemente, afectará a nuestra vida de multitud de formas.
Cómo ser menos rígido
Toda esta carga que anteriormente comentaba, es alimentada por nuestra propia actitud. Son nuestros pensamientos, actividades y aquello a lo que nos obligamos a nosotros mismos lo que determina cuánta presión tenemos a día de hoy.
Una actitud inflexible puede convertirse en un verdugo despiadado y cruel. Tanto si es debido a que nos exigimos demasiado, como que tengamos estados de pereza o procrastinación, donde no haces lo que crees que deberías hacer y te embarga la culpa. Una actitud inflexible siempre va a ser negativa para uno mismo.
Es por ello que hemos de aprender el arte de ser flexible, para poder soltar la carga a la que nosotros mismos nos sometemos.
En qué consiste ser flexible
La actitud que no te permite ser flexible es la presión a la que te sometes para cumplir con las expectativas, planes, respecto a lo que tienes que hacer.
Pero también esto ocurre cuando no haces lo que crees que tendrías que hacer. En este caso pienso que es incluso peor, pues pocas cosas hay tan nocivas como el sentimiento de culpa (en un futuro artículo hablaré sobre esto)
En ambas situaciones se desarrolla un mismo temor: no conseguir lo que quieres, aquello que te has propuesto.
Es este temor el que nos hace presionarnos en exceso. Ya sea cuando nos sobrecargamos de actividades para dirigirnos hacia nuestra meta, o cuando procrastinamos y no hacemos los pasos que habíamos planeado dar.
Bajo mi punto de vista, siempre va a ser mejor hacer de más que de menos. Procrastinar siempre va a estar a un nivel muy por debajo de tener una sobrecarga de actividades. Como decía antes, cuando no haces lo que te has marcado hacer, se genera el fatídico sentimiento de culpa. Y esto siempre será peor que la sensación que tienes al estar muy cargado de actividades, y parece que el tiempo no te da para más.
La presión de no conseguir aquello que deseamos es lo que no ‘mata’ interiormente. Lo que no nos deja descansar. Porque nos aferramos tanto a conseguir lo que queremos que no vemos más allá.
Es por ello que hay que aprender a ser flexible, porque la rigidez de la inflexibilidad sólo nos traerá problemas.
Hemos de hacernos preguntas como:
- ¿Qué sucede si no cumplo todos los hitos propuestos?
- ¿Son todas las actividades que he programado realmente necesarias ahora mismo?
- ¿Podría soltar presión personal y hacer menos cosas, para así sentirme más descargado?
El significado de ser flexible
Cuando somos muy estrictos con nosotros mismos, o nos ponemos una serie de exigencias que son muy altas, nos convertimos en el peor jefe que uno pueda tener. Y lo que es peor: nos hemos convencido a nosotros mismos que esa es la manera correcta de proceder.
Nos volvemos muy extremistas: o es así, de esta forma, o no hay otra.
Blanco y negro. No hay colores ni escalas intermedias.
Y lo mismo ocurre en otros aspecto.
Esta forma de ser inflexible la llevamos a todas las áreas de nuestra vida. No solo en lo que a actividades se refiere para conseguir una meta en concreto. También lo hacemos en las relaciones personales.
Exigimos en ocasiones demasiado a los demás. Y nuestra propia inflexibilidad la proyectamos en los otros, no permitiendo que ellos sean flexibles.
Esperamos, consciente o inconscientemente, que piensen y actúen de la misma forma que nosotros lo hacemos.
Cómo ser más flexible psicológicamente
Sin embargo, haciendo una serie de cambios podemos conseguir mayor flexibilidad. Convertirnos en alguien flexible. Y ello se traducirá en un menor nivel de estrés en nuestra vida.
¿Cómo podemos comenzar a hacer esto?
Una de las mejores y más efectivas formas, es analizar en qué aspectos somos más inflexibles.
¿Te sientes mal si no logras realizar todas las actividades que te has propuesto para un día concreto?
¿Sientes que “te hierve la sangre” si los otros no logran llegar a aquello que esperas de ellos?
Si un día flaqueas en un propósito, ¿es para ti como si se te cayese el mundo encima, y sólo tienes enfoque y preocupación por aquello que hiciste?
Al igual que el junco, el cual se dobla ante el fuerte viento para no ser arrastrado, mientras que el árbol de profundas raíces es arrancado de cuajo o partido en dos por el tronco, ser flexible significa que aunque haya propósitos en nuestra vida, hemos de mecernos con suavidad ante el vaivén de las circunstancias del día a día.
Aprender a ser flexible
De nada sirve sentirse mal por no haber realizado el hito diario de, por ejemplo, salir a correr, si fuera llueve y truena.
Poco podemos hacer si alguien no ha conseguido realizar una tarea que le habíamos pedido, cuando sus argumentos son sólidos.
Las dietas están para saltárselas alguna vez. Y siendo algo puntual, no hay motivo para luego fustigarse por haberlo hecho.
Ser flexible en lo que las actividades se refiere, se podría componer de una actitud en la cual puedes reducir el número de las mismas, abordar las más importantes, y el resto hacerlas en otro momento más adecuado.
Por hacer esto no vas a evitar conseguir lo que quieres. En cualquier caso, habrá un pequeño retraso (si es que lo hay), pero llegarás a la meta cargado de energía y propósito. En vez de arrastrarte, día a día, en cumplir unas exigencias altas que te convierten es esclavo de ti mismo. Sin olvidar el hecho de la falta de energía que podemos llegar a tener por sobrecargarnos, lo cual nos hace menos eficientes. Y esto sí que puede generar un retraso en lo que quieres conseguir.
Las relaciones con los demás son delicadas. Y en el mundo no vives tú solo, ni éste gira alrededor de tus preferencias. Al igual que a ti te gusta que los otros sean comprensivos contigo, tú has de ofrecer lo mismo de antemano.
Dar para recibir. Siempre en ese orden. Lo contrario es un acto egoísta que nos deja en muy mala posición. Y en la vida, está más que demostrado que aquellos que tienen una actitud de dar, reciben mucho más que aquellos que sólo buscan el lucro personal, apenas ofreciendo algo a cambio.
Se puede ser más flexible
Ser flexible te ayudará a gestionar tus emociones de una forma más correcta y equilibrada. Te pondrá en una posición de fluir, en vez de nadar contra la corriente porque te has propuesto un objetivo. Y aunque es muy loable el ir por lo que uno desea, da lo mismo que nos hayamos propuesto pasar un delicioso y soleado día de playa, si el tiempo actual es nublado y lluvioso.
Ser flexible es acomodarse a las circunstancias, sin que éstas te cambien a ti mismo. En todo caso las usarás para, de forma inteligente, realizar las variaciones necesarias para que tu propósito sea llevado a cabo. Sin presiones, sin emociones tóxicas. Haciendo lo que toca en cada momento. Cuidando de cómo uno se siente sin esclavizarse a sí mismo.
Ser más flexible en el trabajo
Me gustaría hablar sobre el concepto de ser flexible en el trabajo porque creo que es algo de gran valor para muchos, debido a que sienten la necesidad de disponer de esta capacidad, y volverse más adaptable es algo necesario para muchos tipos de actividades y factores.
Una gran prueba con la que muchas personas se enfrentan en su entorno laboral es la de mostrarse muy recto o inflexible con sus responsabilidades o ejercicios. Si eres de este tipo de personas, sabrás que esto se transforma en un reto diario, pues aunque sepas que esa actitud debería ser cambiada, no encuentras la fuerza específica necesaria para hacerlo.
Te propongo un entrenamiento diario, que estoy seguro de que te ayudará a comenzar a cambiar esa actitud inflexible y poder ser más flexible en el trabajo.
Cuando te percates de que tal vez estás siendo demasiado recto en alguna actividad o con alguien, pregúntate a ti mismo:
- ¿Esto tiene una gran prioridad, tanto que se ha de hacer ahora mismo, o podría ser realizado más tarde?
- ¿Qué es lo peor que puede ocurrir si no se hace? ¿Y qué es lo mejor que puede suceder si no se hace?
- ¿Me gustaría a mí que un superior, en una situación como esta, me tratase, hablase o exigiera como yo lo voy a hacer ahora mismo?
Este tipo de preguntas te darán respuestas con una conciencia y perspectiva diferente al ‘bucle’ en el cual entras cuando no puedes ser más flexible en el trabajo.
Por qué ser más flexible
Cuando comenzamos a trabajar la flexibilidad para poder relajarnos y navegar por nuestro día a día con la menor resistencia posible, sentiremos una mayor calma, pues las emociones destructivas de la inflexibilidad no nos azotarán.
Una actitud rígida puede hacer que nos quebremos. Tal vez no hoy, ni mañana… pero tarde o temprano sucederá. Y creo, sinceramente, que es mejor rebajar el ritmo, hacer las cosas con calma sin estresarse, a que llegue la vida en un momento y te detenga de una forma violenta.
Y estas cosas suceden. Estoy seguro que conocerás a alguien que era pura actividad, autoexigente al máximo, y por caprichos del destino sufrió un desafortunado accidente y tuvo que detener todo lo que estaba haciendo. Bien sea porque su salud dijo “basta” o porque aquello en lo que se estaba sosteniendo se vino abajo. Y tuvo que modificar totalmente sus prioridades.
¿Qué te parece este tema? ¿Crees que deberías ser más flexible? ¿Hay algún área que te preocupe en especial donde te gustaría trabajar el fluir? Deja un comentario aquí abajo. Será un placer leerte 🙂
Un abrazo.
Óscar Martín.
Tal vez te podrían interesar los siguientes artículos
- Superación personal: encontrando tu valor
- 5 pasos para eliminar creencias limitantes
- Leer y viajar, mis ‘abrementes’ favoritos
Me encanta este tema de verdad!. Mi comentario es el siguiente… Cuando sufrí un accidente a casi 1 año de hoy, recuerdo estar escuchando en la radio una canción muy popular en ese momento, que hablaba de flexibilidad y quién la cantaba estaba en entrevista en ese instante, este canta autor se escuchaba sumamente rígido. Sin darle mayor enfoque a ello, me metí muy dentro de mi (mientras iba manejando a las 6:50 AM) y me puse justamente como lo mencionas en tan buen artículo a en CONCIENCIA, vivirme y sentirme FLEXIBLE, cambié de estación y me puse a cantar y bailar. Recordé no estar rígida lista para romperme ante cualquier eventualidad y tomé el camino de la flexibilidad lista para moverme y soltarme ante cualquier situación…segundos después un coche por atrás me chocó la camioneta y casi perdemos la vida los 2 (cada quien en su auto). JAMÁS olvidaré como al haber puesto en práctica justamente este TEMA en mi vida, el daño físico fué mínimo en comparación a lo que sucedió. Gran lección de vida. GRACIAS por tan maravilloso artículo surgido desde el corazón. Mi admiración.
Qué bueno que compartas tu experiencia con nosotros, Valeria. Debió de ser una lección de vida espectacular.
Y así es, la rigidez hace que puedas quebrar, mientras la flexibilidad te habilita para mecerte con los movimientos de la vida. Como digo en el artículo, si no eres capaz de flexibilizar tu actitud, la vida te va a obligar a ello. Y en muy común que sea mediante un golpe en la salud. La vida te hace parar para que analices y cambies.
Gracias mi amor 😉
Tener actitud flexive definitivamente nos lleva a desarrrollar nuestra capacidad de adaptación tener una mejor comunicación intra- interpersonal, que nos lleva a nuestro crecimiento y desarrollo personal, de esta manera mantener nuestra SALUD MENTAL. Siempre estoy muy satisfecha con todos tus aportes porque cada día aprendo algo más. Felicidades.Saludos desde Sucre- Bolivia.
Jahel, muchas gracias por pasarte por aquí. ¡Totalmente conforme con lo que dices!
Un abrazo.
Hola Oscar! …empiezo a darme cuenta de que lo que yo reconocia en mi como ..positivo.. por lo arraigado que esta en mi vida es precisamente lo que me afecta en negativo ..
Me ayudas enormemente con tus palabras justo en el momento que me siento debil ..con un peso que debo dejar ir ahora que si soy consciente de que soy yo quien lo he ido alimentanto al no saber ser flexible ..y paciente
Gracias de corazon por ayudarme a mirar desde otro prisma dejando de sentir ahogo y vacio doloroso dentro mi ser.
Un fuerte abrazo Oscar!
Isabel, cuánto me alegra que estas palabras te aporten y te ayuden a ver en tu vida cosas que cambiar, para tu mejora personal.
A veces somos muy, muy tiranos con nosotros mismos. Hemos de tratarnos con más cariño, porque aquello que no le permitimos a otros no deberíamos permitírnoslo a nosotros mismos. ¿O será que sí que sucede? Buena pregunta…
Un fuerte abrazo. Pásate por aquí siempre que lo necesites 🙂
Buenos consejos, sin duda, gracias!
¡Muchas gracias! 😀
Un abrazo.
Uno de los artículos que más reflejada me he visto y que tanto tengo que aprender… Ser flexible es algo que me cuesta horrores…y como bien dices…si lo hiciese, viviría más en paz. Poco a poco lo conseguiré! Gracias por tus palabras
Alexia, muchas gracias a ti por pasarte por aquí y dejar tu comentario.
Al principio cuesta mucho. ¡Y nos cuesta a todos! Pero al final, como toda nueva costumbre, termina por encajar en nuestra personalidad y se hace parte de la misma.
Un fuerte abrazo, espero seguir viéndote por aquí 🙂
Gracias, gracias y gracias. Es un tema que personalmente conozco bien,mi disciplina y autoexigencia me ha llevado a realizar grandes cosas, el problema viene si efectivamente no dejas que cuando llega el viento, te muevas con el. La flexibilidad también es estar en coherencia plena con tu objetivo, pues conoces que porque un día no lo puedas realizar no significa la no consecución del mismo, por lo ser inflexible también denota una falta de confianza al igual. Otras veces el problema lo tenemos cuando nos identificamos con lo que hacemos, por lo tanto el día que esto no se cumple nos sentimos irritados o con falta de sentido, aquí habría que recordar que ya somos maravillosos y valedores de todo el amor de mundo por lo que somos, no por lo que hacemos. Mil gracias por este post y por la oportunidad de interacción. Un abrazo
Lucía, mil gracias a ti por estar y dejar este completo comentario.
Una de las partes que más me gusta es eso de identificarnos con lo que hacemos, y cuando no se hace el sentirnos mas. ¡Maravilloso! Es justo así, y de ahí vienen muchos problemas de las caras del ego.
El arte de la flexibilidad, creo yo, es algo que se trabaja durante toda la vida. Porque cuando aprendes a soltar la presión sobre algo, nos llega una prueba de mayor nivel, donde también hemos de aprender a «flexibilizarnos». Es una actitud a cultivar en todo momento y situación.
Soltar la presión por lo que tenemos que hacer (y no hacer, si en ese momento nos lo pide el cuerpo) nos ayudará a conectarnos con otros aspectos. Y no es la primera vez, en mi caso personal, que me sucede que tras vivir una situación así, a las horas (o el día siguiente) vuelvo a la actividad que tenía programada y soy mucho más efectivo. He soltado presión y mi mente se encuentra más abierta y capaz para realizar la tarea.
Gracias de nuevo. Un fuerte abrazo.